En este verano español, estuvimos en el Taller de Inmersión en la Naturaleza de la Escuela de Ecopsicología de España en Gredos, con nuestros queridos amigos Luz & Quique. La verdad íbamos muy ilusionados por estar con los amigos y por pasar unos días de vacaciones, sin embargo no teníamos grandes expectativas de lo que iba a suceder allí. Solo sabíamos que estaríamos 5 días inmersos en la naturaleza, en un lugar lleno de arboles, piedras enormes y agua, mucha agua.
Desde el minuto 0 en la Lobera de Gredos, en donde hicimos la introducción a la inmersión, se abrió la puerta de lo que fue una semana llena de magia, expansión, vida, en fin de reconexión con nuestra memoria profunda y sabia de sentirnos naturaleza. Comprender con todo el ser que somos helechos, somos agua, somos estrellas, somos fuego, somos hormigas. Que llevamos en nuestro cuerpo humano toda la esencia y sabiduría de la vida.
Y esta sensación sanadora no es fácil de lograr. Es más, podríamos decir que es muy difícil de sentir, que la vida cotidiana, el sistema de valores en el que estamos inmersos nos desconecta cada vez más de esta gran sensación de ser naturaleza, lo que se convierte en uno de los principales problemas de nuestros tiempos y tal vez el origen y fin de todas las crisis actuales.
Iniciamos nuestra semana de Inmersión en la Garganta de Chilla en Gredos, y simplemente escuchar los Ingredientes necesarios para vivir nuestra travesía, nos abrió el corazón. Ya por la sabiduría de los ingredientes, y también por la simpleza de su significado. Desde este momento, sabíamos que estaríamos livianos, sin peso, permitiendo que nuestros seres fluyeran al ritmo de la música y el movimiento de los arboles.
Algunos de estos ingredientes que nos permitieron una inmersión mágica son:
Espacio vacío: “tiempo después del tiempo”: Qué alivio, no es necesario hacer nada, tener planes, organizar, ejecutar, pensar. Y que difícil dejar de hacerlo, dejarte caer en el vacío del No tiempo, de simplemente reír, hablar, ensoñar, respirar. Cuesta y se necesita olvidarnos de los patrones que nos ha impuesto el mundo de kronos, de los minutos que se van, de las exigencias, de los compromisos establecidos. El primer día algunos de nosotros moría de ansiedad, ¿hacer nada? nooooo imposible. Sin embargo poco a poco la naturaleza se va encargando que nuestro cuerpo esté presente, que nos abramos a una escucha desde el ahora, desde el ser presente. Y esto nos permitió un cambio de ritmo en la respiración, en el caminar, en el latido del corazón.
Reconexión profunda con la naturaleza, a nivel celular: Pequeños rituales cotidianos, como dormir encima de los helechos, observar juntos la luna y las estrellas, caminar en medio de las piedras del río, zambullirnos en las pozas heladas, preparar la comida juntos conversando, cantando, caminar descalzos, sentir nuestra desnudez conectada con el calor del sol. Esto, simplemente esto, hace que las células vibren, y que re-cuerden quienes son.
Descubrir nuestro ritmo orgánico: dormir cuando queramos dormir, comer cuando necesitemos y nos apetezca, hablar cuando tengamos algo que decir, soñar siempre, zambullirnos en el agua cada vez que necesitemos sentir su frescor. Que difícil ¿no? En un mundo en donde dormidos cada vez menos, comemos cuando lo dicen las horas de los restaurantes, trabajamos cada vez más tiempo, descansamos y amamos cada vez menos. Vivir a un ritmo orgánico es una de las revoluciones más grandes que podemos hacerle al sistema actual. Y sí, de esto también se trata, de hacer movimientos revolucionados que nos lleven a nuevos niveles de consciencia colectiva.
Despertar la biofília: O re-descubrir el amor a la vida. Simplemente eso, sentir amor, pasión por todo lo que signifique Vida. Empezando por el amor a nosotros mismos en nuestra singularidad, y continuando por el amor a la naturaleza. No es extraño que vivamos en contra de este principio de Biofilia, así lo demuestran las guerras, el individualismo, el maltrato a los seres vivos en todas sus formas. Sin embargo, en cuanto te permiten fluir en el vacío del tiempo, reconectándote con la naturaleza y descubriendo tu propio ritmo, el amor por la vida surge, florece.
Y de esta semana mágica de inmersión, salimos felices, re-conectados, enamorados de la vida, con sueños reales, con fuerza para danzarlos, con el cuerpo limpio y potente, con la piel luminosa y la sonrisa presente. Mente, Corazón y Sentir abiertos a la vida.
Y también salimos de allí con una gran pregunta:
¿Cómo vivir en Biofilia, posibilitando esta re-conexión con nuestra naturaleza en lo cotidiano, en nuestro día a día?
Nosotros tenemos algunas ideas que iremos dejando por aquí, sin embargo queremos que nos des tus opiniones y podamos construir juntos nuestro propio Manifiesto de Vivir Conectados a nuestra naturaleza.
Te animas?
Y aquí más fotos de la inmersión
Puedes ver en este link todos los ingredientes, objetivos y actividades de la propuesta de inmersión en la naturaleza, quizá el próximo verano quieras regalarte una semana de belleza absoluta y de renacimiento de tu ser. AQUÍ
Con amor, Equipo Koru